Lo peor, la ubicación, muy alejado de todo. La hora de entrada, aunque ponía a las 16:00, que ya considerábamos tarde, nos la amplió sin más, hasta las 18;00.
No había toallas ni sabanas en las camas. Esto ya lo sabíamos previamente, así que pagamos el importe, 12 euros por cama. Al hacer las camas, había restos de sangre seca en el cubre colchón y almohadas cerradas con imperdibles en fin, que no volveríamos.